Quédate, podrás más.

Esta semana se ha realizado el acto por el cual la P. Universidad Católica de Chile premia y agradece a los profesores que se han desempeñado en ella por jornada completa y durante 25, 30, 35 y 40 o más años.

Más años? Sí, en el solemne acto académico sólo uno de los galardoneados podía exhibir esa fidelidad tan evidente: el profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas, Juan Carlos Castilla, quien además acaba de obtener el Premio Nacional de Ciencias aplicadas y tecnológicas.

Al representar a todos los restantes premiados en el discurso de agradecimiento, el profesor Castilla hizo notar que en el reconocimiento faltaban otros 5 años, los mismos que había cursado como alumno de Pedagogía en la PUC. ¡Cincuenta años en el mismo lugar, en la misma institución!

Pero hace ya años entró en Chile la locura del curriculm de pichintunes: cuatro cambio de trabajo en diez años revelan que eres persona importante, requerida en los mercados, afirman los cazadores de cabezas, que así se llaman las empresas ésas.

Desde la Universidad se ven las cosas de otro modo. Para hacer tarea fecunda, se necesitan décadas largas, ojalá la vida entera. Y lo que en la ciencia es requisito indispensable, parece también condición muy conveniente en la empresa (recuerdo la estable permanencia de los ingenieros en CAP, por ejemplo) en la politica, en el voluntariado, en las artes.

Y es, además, condición exigida por la naturaleza en el matrimonio y en la familia.