Dos hermanas
Posted by Blogger on 1:53 PM
La señorita solidaridad se ha llevado todos los piropos en los últimos días, mientras que otra bella doncella -incluso dotada de mayor donaire- parece haber quedado relegada al banco de las feas.
En efecto, ¡qué poco se ha hablado de la subsidiariedad en las últimas semanas!
Solidarios han sido -efectivamente- todos los que han entregado su tiempo, empeñado sus dineros, estirado sus músculos y estrujado sus neuronas en beneficio de los más necesitados después de 27 de febrero.
Pero, al hacerlo en nombre y con las fuerzas de las más variadas instituciones, agrupaciones, asociaciones y movimientos, lo han hecho de modo subsidiario, tal y como manda la más recta doctrina.
¿La recta doctrina? Sí. Benedicto XVI afirmó pocos meses atrás que "la subsidiariedad al reconocer que la reciprocidad forma parte de la constitucion íntima del ser humano, es el antídoto más eficaz contra cualquier forma de asistencialismo paternalista." (Caritas in veritate, n.57)
O sea, o eres subsidiario o ni siquiera eres solidario; serías un simple paternalista asistencialista y eso no vale, no sirve.
Es que el asistencialismo paternalista parece solidario, pero no lo es, por dos razones.
Una, porque asume la forma mental estatal: aquí venimos a darte lo que tú no puedes procurarte por ti mismo. Y así frustra fuerzas que debiera potenciar.
Y, dos, porque no es solidario con los otros que intentan hacer algo parecido, quizás no tan bueno o quizás mejor: como no formas parte de mi organización, no puedes ni criticarme para que yo mejore ni adjudicarle la calidad de solidaria a tu tarea. El costillar es mío.
Qué pena: cuando la solidaridad desprecia a la subsidiariedad, se daña a sí misma y muestra su hilacha estatista y sectaria.
En efecto, ¡qué poco se ha hablado de la subsidiariedad en las últimas semanas!
Solidarios han sido -efectivamente- todos los que han entregado su tiempo, empeñado sus dineros, estirado sus músculos y estrujado sus neuronas en beneficio de los más necesitados después de 27 de febrero.
Pero, al hacerlo en nombre y con las fuerzas de las más variadas instituciones, agrupaciones, asociaciones y movimientos, lo han hecho de modo subsidiario, tal y como manda la más recta doctrina.
¿La recta doctrina? Sí. Benedicto XVI afirmó pocos meses atrás que "la subsidiariedad al reconocer que la reciprocidad forma parte de la constitucion íntima del ser humano, es el antídoto más eficaz contra cualquier forma de asistencialismo paternalista." (Caritas in veritate, n.57)
O sea, o eres subsidiario o ni siquiera eres solidario; serías un simple paternalista asistencialista y eso no vale, no sirve.
Es que el asistencialismo paternalista parece solidario, pero no lo es, por dos razones.
Una, porque asume la forma mental estatal: aquí venimos a darte lo que tú no puedes procurarte por ti mismo. Y así frustra fuerzas que debiera potenciar.
Y, dos, porque no es solidario con los otros que intentan hacer algo parecido, quizás no tan bueno o quizás mejor: como no formas parte de mi organización, no puedes ni criticarme para que yo mejore ni adjudicarle la calidad de solidaria a tu tarea. El costillar es mío.
Qué pena: cuando la solidaridad desprecia a la subsidiariedad, se daña a sí misma y muestra su hilacha estatista y sectaria.