Desde la piedra angular
Posted by Blogger on 12:38 PM
En las últimas semanas se ha venido proponiendo en este espacio un conjunto de medidas para restaurar las buenas relaciones en Chile.
Pero nada de lo anterior será posible ni duradero, si no estuviese presente en el trabajoso y lento mejoramiento de esos vínculos, la dimensión propiamente espiritual de cada persona. Porque si del alma de Chile estamos hablando, al alma de cada uno de los chilenos nos estamos refiriendo.
Y ahí se presenta de modo claro y evidente la necesidad imperiosa de fortalecer la relación entre pastores y fieles, entre sacerdotes y laicos, entre los párrocos y sus feligreses.
Porque se toparán siempre todos los nobles empeños humanos por mejorar, con la carencias propias de nuestra naturaleza herida; porque experimentarán siempre todos los que intenten apoyarse en la antropología cristiana, la necesidad de contar con la gracia de Dios para reconstruir su propia alma (cuántas veces haga falta) y para reforzar las relaciones que antes hemos descrito. Con el mazo dando, pero a Dios rogando.
Hará falta entonces un generoso tiempo sacerdotal destinado a la atención personal de los fieles. Más horas de confesiones, de dirección espiritual, de catecismo a los niños, de administración de sacramentos a los enfermos y ancianos; y mejores homilías (más preparadas) y fidelidad absoluta al magisterio pontificio y una presentación personal acorde con la dignidad sacerdotal.
Serán necesarios también más pastores cuya ocupación sea, en primer lugar, su relación con Dios, para que desde su propia vida interior, puedan ejercer el imprescindible ministerio de la gracia divina. La designación de monseñor Ezatti para el arzobispado de Santiago renueva estas esperanzas.
Pero, por su parte, deberá haber fieles que obedezcan con docilidad, que recen continuamente por sus pastores, que se esfuercen por practicar su fe con humildad y que guarden una estricta lealtad a la jerarquía, manifestándole sólo en privado y mediante el vínculo de la caridad, aquello que pudiera resultar motivo de corrección.
Es la restauración desde la piedra angular que nos anuncia el Niño y su ya inminente Nacimiento.
Gonzalo Rojas Sánchez
Pero nada de lo anterior será posible ni duradero, si no estuviese presente en el trabajoso y lento mejoramiento de esos vínculos, la dimensión propiamente espiritual de cada persona. Porque si del alma de Chile estamos hablando, al alma de cada uno de los chilenos nos estamos refiriendo.
Y ahí se presenta de modo claro y evidente la necesidad imperiosa de fortalecer la relación entre pastores y fieles, entre sacerdotes y laicos, entre los párrocos y sus feligreses.
Porque se toparán siempre todos los nobles empeños humanos por mejorar, con la carencias propias de nuestra naturaleza herida; porque experimentarán siempre todos los que intenten apoyarse en la antropología cristiana, la necesidad de contar con la gracia de Dios para reconstruir su propia alma (cuántas veces haga falta) y para reforzar las relaciones que antes hemos descrito. Con el mazo dando, pero a Dios rogando.
Hará falta entonces un generoso tiempo sacerdotal destinado a la atención personal de los fieles. Más horas de confesiones, de dirección espiritual, de catecismo a los niños, de administración de sacramentos a los enfermos y ancianos; y mejores homilías (más preparadas) y fidelidad absoluta al magisterio pontificio y una presentación personal acorde con la dignidad sacerdotal.
Serán necesarios también más pastores cuya ocupación sea, en primer lugar, su relación con Dios, para que desde su propia vida interior, puedan ejercer el imprescindible ministerio de la gracia divina. La designación de monseñor Ezatti para el arzobispado de Santiago renueva estas esperanzas.
Pero, por su parte, deberá haber fieles que obedezcan con docilidad, que recen continuamente por sus pastores, que se esfuercen por practicar su fe con humildad y que guarden una estricta lealtad a la jerarquía, manifestándole sólo en privado y mediante el vínculo de la caridad, aquello que pudiera resultar motivo de corrección.
Es la restauración desde la piedra angular que nos anuncia el Niño y su ya inminente Nacimiento.
Gonzalo Rojas Sánchez
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