A mediodía

Hoy, Jueves santo, nos vamos a la casa a mediodía.
Cada uno a lo suyo
¿No debiera ser cada uno a lo de Dios?
¿Y a la casa?
¿No debiera ser primero,  cada uno a su iglesia y después a celebrar?
¿A celebrar?
Sí, porque hoy, Jueves santo, es día de fiesta.
Pocos  católicos lo saben.
En todo caso, casi da lo mismo.
Para muchos cristianos toda la semana es una fiesta. Se van de sus ciudades. No asisten a liturgias. Pasean, comen y toman más que nunca.
No distinguen.
Para muchos, entre hoy jueves, fiesta enorme, y mañana viernes, dolor infinito, la única diferencia es que mañana es feriado completo.
¿Son peores que los que sí saben de que va este asunto?
No. Todos somos pecadores.
Pero en medio de la ignorancia, sumidos en la frivolidad,  la opción de mejorar se acorta.
El afán de buscar a Dios se angosta, casi desaparece, si no se sabe de qué se trata todo.
¿Ayunan el viernes?
No, ayunan todo el año, porque apenas se alimentan con la fe.
No son peores, insisto.
No somos mejores, reitero.

La línea divisoria está en un punto crítico: el que afirma que ³no es para tanto², que ³no hay que exagerar², que ³basta con no hacer nada malo², ése está frito.

Si no despierta, se le pasará la vida, se le pasará la muerte.
Hoy es Jueves santo y nos vamos para la casa a mediodía.
¿A qué?

Gonzalo Rojas Sánchez