¿Se termina la UDI?

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¿Para qué se dedican los patriotas a la política? Para servir.

¿Cómo organizan su ideario y sus comportamientos para servir? Desde los principios.

¿A qué los llevan los principios? A buscar desde los poderes aplicaciones concretas, proyectos, que otorguen condiciones a todos y a cada uno de los habitantes de la Patria para que logren su más plena realización personal.

¿Cómo se buscan esas aplicaciones? Mediante tareas intelectuales, formativas, legislativas y ejecutivas, habitualmente encargadas a los partidos politicos y a otras organizaciones sociales.

¿Qué caracteriza entonces a un partido político de patriotas? Un afán de servicio basado en principios que se aplican en la práctica mediante diversos proyectos y tareas.

La UDI nació exactamente con esa simple y exigente misión. Dos veces me tocó participar en la segunda fila de sus dos fundaciones. Hoy, después de 15 años de insistir en muy variados ambientes sobre la decadencia del proyecto original, sólo puedo afirmar: ya se pasó el punto de no retorno.

¿Las razones? Simplemente ésta: la crisis alcanzó al único aspecto que no tiene vuelta: la concepción de los principios.

Cuatro declaraciones han develado esa agonía. Tres corresponden a presidentes de la UDI (el actual y dos ex) y la cuarta al actual presidente de la Cámara de diputados.

Patricio Melero afirma que "el tema del matrimonio homosexual no es un tema de principios (pero) es un principio la importancia de la familia como núcleo de la sociedad. Pero el desafío es contruir un mayor grado de diversidad y tolerancia a quienes pueden tener legítimamente un punto de vista distinto."

Lo que se niega, después se afirma, para finalmente volver a negarlo. Si bien es cierto, no es menos cierto que, quizás, talvez. ¿Se entendió? ¿Todos contentos?

Julio Dittborn sostiene que "debemos negociar al interior de la UDI una agenda valórica que nos comprometamos a compartir pública y privadamente. Esto es muy importante y lo demuestra la última declaración de nuestro presidente sobre que el matrimonio homosexual no es un tema de principios, que sacó chispas en sectores importantes de la UDI. Creo que la UDI es un partido más bien conservador en estas materias y no tengo claro que los que somos más liberales nos vayamos a sentir cómodos con las propuestas más conservadoras."

Lo que se propone es disolver los principios en sus contrarios, para que todos los militantes de la UDI puedan vivir en la superficialidad de las apariencias.

Pablo Longueria cree que "el partido tiene que asumir que la sociedad chilena cambió" y, respecto del así mal llamado matrimonio homosexual afirma: "Comparto con (Melero) que es un tema completamente debatible. En los temas valóricos es legítimo que existan posiciones distintas y hay que respetarlas. Tenemos que aprender a vivir con esa diversidad de opiniones y en eso cada uno fijará su posición. No me parece que la UDI deba impartir instrucciones en materias que son valóricas. Cada uno votará en conciencia."

Lo que se ratifica es que lo "valórico" depende del valor que cada uno le da: ¿Porqué habría de exigirle un dirigente a un militante que sea honrado si éste último prefiere ser pitutero y corrupto?

Finalmente Edmundo Eluchans declara: "Creo que la gente al aferrarse a lo que son nuestros principios y valores se ciega y no es capaz de observar la realidad política y económica que vive el país. Si no somos capaces de entender los cambios que ha tenido el país, nunca más vamos a volver a ser un gobierno."

Lo que se concluye es que los principios deben ser abandonados; la luz se encontrará en los datos sociales; lo que importa es tener el poder.

¿Se pueden imaginar los autores de estas declaraciones lo que sus opiniones significan para el centenar de jóvenes guzmanianos que participarán este sábado 18 en el XI Encuentro de Jóvenes Jaime Guzmán E.?

Ya lo decíamos más arriba: con estas nuevas convicciones, parecería que la UDI no tiene vuelta, que habría entrado en su definitiva disolución.

Pero podría haber alguna vuelta. En realidad, hay tres vueltas posibles.

Podrían irse de la UDI todos los que quieren cambiar sus actuales principios, en caso de no lograrlo.

Podríamos irnos de la UDI todos los que vemos abandonados sus actuales principios.

Y, finalmente, unos y otros podríamos abandonar la UDI por igual, para que surja una nueva opción, en la que haya, como la hubo antes, claridad de principios. Vuelta a comenzar.

Gonzalo Rojas Sánchez
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