Porque no leemos - Columna de lectores

 

Porque no leemos

 

        Debilidades tenemos muchas en "el sector", pero una de las más evidentes es nuestra falta de relación con la lectura, el pensamiento y la escritura.

    ¿Por cada cinco libros que lee un izquierdista, cuántos trabaja un partidario de la sociedad libre y responsable? ¿Uno?¿O habría que elevar la relación a diez a uno?

   Leemos poco, pensamos poco (diez minutos al día, me parece recordar, que le sugería como mínimo Ortega a Marías) y escribimos aún menos; para qué decir lo escasas que son nuestras presencias en radio y TV.

   Siempre se le puede echar la culpa a los medios y, dado el sesgo de la mayoría, gran parte de la exclusión de nuestro pensamiento en esas instancias se debe efectivamente a la grosera discriminación de que somos objeto.

     Pero otro porcentaje de la culpa es simplemente nuestro. Apenas leemos, apenas pensamos, apenas escribimos. Apenas nos conocen, por lo tanto.

   Muchos buenos libros publicados en Chile año a año, pasan sin pena ni gloria por "el sector", porque no se los trabaja: no se los lee, no se los comenta, no se los discute en grupos.

 

        Por eso, el año pasado y dentro de los grupos del Plan de Formación de la Fundación Jaime Guzmán E., iniciamos uno muy concreto que esperamos expandir mucho en este desafiante 2014: doce jóvenes profesionales, una vez al mes, reunidos para comentar diez libros distintos, bajo la guía del profesor.      Aunque algunos asistentes habían efectivamente leído las obras, otros se lanzaron a esa aventura después de la clase; y los que no lo hicieron, al menos se quedaron con un guión de varias páginas que contenía un análisis honrado y penetrante.

 

        Así trabajamos, entre otros, sobre Gramsci en Chile, Left Turn,  El malestar de Chile, El Otro Modelo y Hacia un Nuevo paradigma sociopolítico. Los asistentes ayudaron con sus cuotas a financiar los viajes que desde La Serena a Puerto Varas se realizan cada año para atender a otros 15 grupos de formación en ocho ciudades.

 

        La tarea podría ampliarse este 2014 a nuevos grupos (al menos otros dos ya están comprometidos) y, sólo con aquellos libros ya publicados en el 2013 y que no alcanzamos a analizar (Ovalle sobre Reforma Agraria,  Silva sobre la Independencia, Vial Larraín sobre la Razón de existir, Alvear sobre Libertad de conciencia y religiosa, Paúl sobre Procesos en derechos humanosŠ) ya está armado el primer semestre.

 

        Es perfectamente posible organizar varios grupos más. Esa tarea multiplicada permitiría acortar la brecha entre intelectuales por una parte, y políticos, emprendedores y profesionales, por otra. En los grandes temas educacionales, filosóficos, políticos, morales e históricos comienza a jugarse nuestra capacidad de ser coherentes y patriotas.

Gonzalo Rojas Sánchez