No se juega con Guzmán

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 El profesor Hugo Herrera ha recordado en La Tercera que la Derecha anda desorientada. Conociéndolo, sin  duda no ha pretendido decir nada nuevo, sino sólo insistir en lo que otros venimos afirmando desde mediados de los 90.
En eso estamos de acuerdo; pero nada más que en eso.
    Porque cuando el profesor Herrera busca las causas de esa desorientación, en vez de abrir el abanico, sólo atina a señalar una: el culpable es el modelo de Jaime Guzmán, que ya no sirve, nos dice.
    Entonces, la discusión en vez de conducirse hacia el verdadero problema  -¿porqué los derechistas se empeñan en abandonar sus correctas convicciones?-   se traslada al pensamiento de una persona concreta, como si ella estuviera hoy aterrizándolo en la práctica y fuera responsable de sus desviaciones.
   El profesor Herrera, en primer lugar, ha olvidado que Jaime Guzmán fue asesinado hace más de 21 años y que las deformaciones en las aplicaciones prácticas de su pensamiento le son imputables a quienes lo han abandonado  -Chadwick, Lavín, Cubillos, etc.-   y no a él.
      Pero, más grave aún, el profesor Herrera parece querer sumarse de modo tácito a quienes buscan borrar a Jaime Guzmán, al deformar las tesis del asesinado senador.
      Jaime Guzmán no concibió su proyecto político sólo sobre los principios de propiedad privada y subsidiariedad, como lo afirma Herrera. Lo concibió sobre un concepto de dignidad humana en que aquéllos y otros enunciados se apoyan. Reduccionismo.
    Jaime Guzmán jamás propició una burguesía conformista como afirma Herrera. Por el contrario, siempre tocó una campana de alerta  -que Herrera también oyó en su momento-   sobre esos bolsillos llenos de plata y esas almas vacías de ideales. Desfiguración.
  Jaime Guzmán jamás acotó su proyecto a la dimensión estrictamente política, como afirma Herrera. Por el contrario, el suyo es un proyecto profundamente humanizador, integral. Las fuentes, que supongo que Herrera conoce bien, así se lo demuestran. Sesgo.
        Jaime Guzmán no concibió la subsidiariedad en términos liberales (¿que sería eso?) como afirma Herrera, sino que la explicó y practicó en su doble dimensión de actividad y prescindencia. Frivolidad.
  El final de la columna del profesor de Herrera es de antología. Lo que él cree estar recomendando a la derecha con originalidad, es justamente lo que hace más de 45 años Jaime Guzmán, pionero de verdad en la teoría y en la acción, puso en práctica: Un proyecto de servicio a Chile centrado en las nociones complementarias de persona humana y bien común.


P. S. Ah. Y lo que es digno de un particular tirón de orejas es que el profesor Herrera se dé el gustito de hablar de la ³dictadura militar.² ¿También en eso quiere dejar atrás su pasado guzmaniano?

Gonzalo Rojas Sánchez